Albacete: el secreto mejor guardado
Las virtudes con las que cuenta Albacete parecen, efectivamente, el secreto mejor guardado. Y es que es sorprendente que la inmensa mayoría conozca La Gran Manzana Manchega sólo como ciudad de paso o porque tenemos la mejor Feria del mundo. Éste último motivo es de peso, lo reconozco, pero Albacete es mucho más que los 10 días feriales. Es una capital extraordinaria, con un potencial enorme y quienes la conocemos damos fe de ello.
En esta ocasión cuento con la inestimable colaboración de Carmen Cifuentes, albaceteña de pro, filóloga, sabia sin igual, amiga y fenomenal guía de la descrita por el gran literato Azorín como Nueva York de La Mancha. Carmela nos propondrá una verde y agradable ruta por la ciudad, pero antes dejo anotadas algunas propuestas hoteleras, gastronómicas y de compras. Algo así como mi ranking de imprescindibles para no perder ripio cuando uno visita Albacete.
LA LECHE MILITINA
DE TAPAS Y «CAÑAS FUERTES» POR LA CALLE CONCEPCIÓN
CAFÉ
Los «fresquitos» que prepara Yolanda Hurtado, la propietaria son sensacionales, como los crepes y los batidos. |
Además, durante estos días Café 1930 aloja la brillante exposición fotográfica «Aroma Albacete», obra de un querido y reconocido fotógrafo albaceteño, Josema Moreno.
Esta es una de las magníficas fotografías de la exposición «Aroma Albacete», de Josema Moreno. El regalo perfecto para estas navidades. Se venden en Café 1930 y aquí. |
También son muy agradables Viktor Gastro Café, que organiza excelentes exposiciones; Cafe-Tienda Romero, de comercio justo, preciosa y con decoración muy americana -la favorita del gran músico Rafa Caballero-; y la cafetería Época, cuya decoración invita a disfrutar de una buena charla durante horas.
A la izquierda, Café-tienda Romero. A la derecha, Viktor Gastro Café. |
Integrada en una de estas calles merece la pena detenerse en Vinos & Co, Sensación Gourmet. Se trata de una tienda repleta de vinos extraordinarios y demás productos exquisitos para apasionados del arte culinario. Organizan cursos de cata y degustaciones con frecuencia. ¡Tienen tienda online!
Me encanta descubrir las maravillas que me recomiendan Isabel y Alberto, grandes asesores. Aunque reconozco que lo que más compro es vino manchego, como Cien y Pico, el ya mencionado Graciano de Guzque, cerveza albaceteña de la marca 69, y el afamado «Pan feo».
Quienes llegan a Albacete en tren se toparán con otra joya: Confitería Juli. Está ubicada en la estación de Vialia. Es la única que distribuye los auténticos Miguelitos de La Moderna. Beatriz Peñarrubia, su propietaria, es una chica adorable, emprendedora, muy implicada con la ciudad y todo lo que en ella acontece. Gracias, Bea, por hacernos triunfar con esas cestas de desayuno que tanto regalamos.
“Una ciudad se revela también en la reverberación de sus nubes, en la calidad de su luz, en el demorarse de sus atardeceres o en la brusca precipitación de su oscuridad”.
Claudio Magris
Es en primavera, pero sobre todo a principios de otoño, mientras el aire se templa casi sin darnos cuenta, y las primeras hojas desvaídas empiezan a caer, cuando los paseos por Albacete se tornan más placenteros. El sofocante calor veraniego y la bullanga de la Feria septembrina han quedado atrás, y volvemos a retomar nuestras rutinas con cierta desidia.
Apetece pasear incluso cuando llega el invierno, lejos de ponernos a hibernar como osos. Os voy a enseñar mis pequeños rincones favoritos de Albacete, que no necesariamente son los más conocidos; porque ésa es otra historia…
Nuestro Parque de Abelardo Sánchez cobija numerosos rincones tranquilos donde uno se puede aislar casi completamente de ese “mundanal ruido” que a veces nos aturulla. Son frecuentes las veces en que cojo un libro y me encamino hacia la Fuente del Jarrón, un encantador y pequeño espacio circular rodeado de frondosa vegetación. Cuando una se adentra en ella, esperaría encontrarse a Lord Byron sentado lánguidamente en uno de los bancos en actitud pensativa, o a Bécquer contemplando con melancolía el hermoso jarrón de piedra de estilo neoclásico, con figuritas de querubines jugueteando con una guirnalda, que se erige en el centro de la glorieta. Sí, suena muy decadente; de eso se trata.
Cerramos nuestro libro y nos encaminamos en dirección opuesta, dejando atrás el silencio y adentrándonos en un ambiente menos umbroso y con algo más de algarabía; niños jugando con madres presurosas tras ellos, corredores soñando con maratones, perros tirando de sus amos. Justo al otro lado del parque, se mimetiza con el ambiente el Museo de Albacete.
Fue construido entre 1968 y 1978. Al contemplar el edificio, se nota que ha prevalecido ante todo la integración en su entorno; los techos se rompen en huecos para que se deslicen hacia el cielo los pinos ya existentes; las aristas de los muros se suavizan dejando trepar la hiedra. No hay simetrías, ni elementos clásicos, ni ultramodernos; simplemente, un afán de que museo y parque se fundan en un todo armonioso. En el interior, grandes salas diáfanas con grandes ventanales luminosos que continúan integrando el espacio exterior. Materiales cálidos como la madera y el mármol beige ayudan a conseguirlo.
Los tesoros del Museo
En lo que se refiere al contenido, sin ser un museo especialmente rico, contamos con pequeños tesoros nada desdeñables, integrados en las secciones de Arqueología, Bellas Artes y Etnología; entre ellos, la esfinge de Haches (Bogarra), la Cruz de Término (que indicaba al caminante el fin o el inicio del límite de la villa), restos de mosaicos romanos procedentes de Hellín, Balazote y Tarazona de la Mancha, cerámicas neolíticas, piezas de adorno del período visigodo…así como monedas y restos arquitectónicos de varias épocas. Y en cuanto a pinturas, hay una importante donación de obras de Benjamín Palencia; no fue el único en donar, pues así lo hicieron también Miguel Barnés y Rafael Requena, entre otros. Pero la joya y orgullo del museo es la colección de muñecas articuladas romanas halladas en Ontur; en España, solamente existe una colección similar en el museo Arqueológico de Tarragona. Cuatro de ellas están talladas en marfil y otra en ámbar. No dejéis de admirarlas.
Salimos del museo y dejando a la izquierda la encantadora Fuente de los Espejos nos dirigimos al paseo principal del parque, en dirección a la arteria principal de la ciudad, una calle que empieza con un nombre (Tesifonte Gallego) y acaba con otro (Marqués de Molins). Los albaceteños, haciendo gala de nuestra simplicidad, hemos atajado por el camino de en medio llamando a sus dos tramos “Calle Ancha”. Y ya está.
Es en el primer tramo donde se ubica una de mis casas favoritas, uno de los escasos ejemplos de arquitectura del siglo XX que han sido respetados en nuestra ciudad. Se trata de la casa de D. Agustín Flores, persona pudiente de la sociedad capitalina de la época. Reconvertida hoy en sede sucesiva de bares, salas de juego y otros comercios, en su día esta casa familiar pretendía hacer gala de lujo y ostentación. Su artífice, el arquitecto Miguel Ortiz e Iribas, conjugó varias influencias arquitectónicas imperantes en la época, dando lugar a un muy personal estilo ecléctico con toques barrocos. Una pétrea balaustrada que recorre todo el perímetro del primer piso, dando impresión de solidez, se aligera en el segundo, donde los balcones, ya independientes, parecen más livianos con sus sencillas barandillas de hierro. Los elementos decorativos de esta fachada, sin ser excesivos, alegran la vista con niños sujetando guirnaldas, flores, frutos y volutas.
En el interior, un majestuoso vestíbulo da cabida a una escalera que conduce al primer piso, encontrándonos en el descansillo unas preciosas vidrieras “art nouveau”. La sala principal de la casa (hoy dividida en varias estancias para comercios) deja entrar la luz por los grandes ventanales que se asoman a dos importantes calles. En el suelo de esta sala, loseta hidráulica con un encantador dibujo floral, y altos techos bellamente adornados con discretas molduras. Y ya que estamos allí, ¿por qué no quedarnos a reponer fuerzas en la hamburguesería “Los Panchos”, ubicada en el bajo, ya que es la que tiene más solera en Albacete? Cuántos recuerdos de infancia descubriendo nuevos sabores y formatos alimenticios, encaramada a un taburete en la barra… Sus deliciosas hamburguesas saben distintas a cualquier otra. Será porque están sazonadas con el agridulce sabor de la nostalgia.
Con las fuerzas repuestas y el estómago agradecido, damos un paseo “largo” (para las modestas distancias de nuestra urbe) hasta el Parque de la Fiesta del Árbol. Este parque urbano, que nació en 1905, debe su curioso nombre a que las autoridades de aquella época decidieron celebrar el “Día de la Fiesta del Árbol”, para lo cual el consistorio cedió los terrenos donde su ubica, conocidos entonces como “El ojo del aspa”. Los escolares celebraron la fiesta y plantaron numerosos árboles, pasando el parque a adquirir ese nombre y olvidando el original, Parque López Mateo (su fundador).
Cuenta con una gran cantidad de pinos y alrededor de otras 27 especies de árboles diferentes, además de varias fuentes, estanque de patos y lugares de recreo para niños. El parque fue dotado con una hermosísima rosaleda, inaugurada por D. Enrique Tierno Galván, y a la cual le dio su nombre. En primavera, la floración de las rosas es todo un espectáculo de color y belleza.
Es en este bello jardín donde se ubica uno de los símbolos más emblemáticos de Albacete: el Depósito de Agua. Construido al finalizar la guerra civil para paliar el deficiente abastecimiento de agua de la ciudad, contaba con una altura de 67,3 metros y con capacidad para alojar 45 toneladas de agua. Lamentablemente, nunca llegó a entrar en funcionamiento: las pruebas de carga fueron un estrepitoso fracaso, llegando a romperse numerosas tuberías de la ciudad.
Pero a pesar de que esta peculiar construcción se convirtió, en principio, en algo “inútil” (aunque actualmente hay un proyecto en marcha para ubicar en él un observatorio), los albaceteños aprendimos a familiarizamos con su perfil, llegando a convertirse en nuestro “faro” particular, en lo primero que divisamos en el lejano horizonte cuando volvemos a nuestra ciudad.
Es parte de ella y queremos que permanezca con nosotros; hoy día nadie concibe el “skyline” de Albacete sin su orgullosa silueta.
de nuestro paseo. Desde la Fiesta del Árbol a los Jardinillos de la Feria apenas hay diez minutos andando. Un parquecillo más que forma parte de las instalaciones adyacentes al recinto de nuestra querida Feria anual.
Su origen se remonta a finales de 1800, y se erigió sobre unos terrenos donde antiguamente había una alberca llamada “La Mina”. En este parque, vestido con olmos, chopos, pinos, plátanos y rosales, podemos ver un antiguo y pequeño estanque de forma irregular, hecho con piedras irregulares, y en cuyo centro se erige una especie de gran copa irregular; lo que lo convierte en un entrañable adorno irregular. También está la bonita Fuente del Niño del Pez, y entre esta fuente y la Caseta (sala de fiestas y actuaciones al aire libre) se encuentra mi “rincón” especial: el Templete. Como casi todo lo decimonónico, también tiene cierto aire decadente. Construido en piedra y cemento, con una cúpula de azulejos marfileños y granate, basta subir las escalerillas que llevan al espacio de los músicos para sentir que has entrado en un lugar recogido, silencioso, apacible. Da igual que allá abajo haya niños jugando, parejas riendo, o la feria en todo su fragor; allí arriba parece como si una cúpula invisible te rodeara y protegiera. Varios árboles frondosos y un estanque con ranas de piedra que destilan agua rumorosa rodea el templete, realzando esa atmósfera quieta, serena… y romántica. En un extremo del estanque, una fuentecilla en forma de pequeño volcán, ya en desuso, guarda las risas y la sed de numerosos niños que hace años calmamos nuestras secas gargantas en ella.
El sol ya se desliza perezosamente hacia el horizonte manchego. Sombras adormecidas se adueñan del templete. Es hora de marchar y mañana será otro día… y otro paseo.
Cuantica razón!!!! Como albaceteño de adopcion doy fe que Albacete no es solo 10 dias de Feria. Es una de las mejores ciudades que existen!!!
¡Gracias, Francisco! Compartimos nuestra pasión por esta gran tierra. Un abrazo.
Gran artículo, da gusto leer todo esto sobre nuestra gran ciudad para que se den cuenta de lo bien que vivimos!!
¡Gracias! Hay que ver lo embajadores que somos los albaceteños 😉 ¡Saludos!
Y no hablas de los cuchillos??? Somos de las pocas ciudades europeas
No suelo publicar los comentarios «Anónimos», pero no quería dejar de darte la razón respecto a nuestros grandiosos cuchillos. Puedes ver lo que digo de ellos en este post: http://lamaletademarta.blogspot.com.es/2012/09/un-dia-en-la-feria-de-albacete.html. ¡Espero que te guste! Vivan Albacete y su cuchillería.
pues yo si soy de Albacete y creo que no llevas razón en muchas cosas… aparte de que tu criterio gastronomico es de risa. y el lúdico tambien..( si el veluria es un buen secreto guardado apaga y vamonos ) Y culturalmente hablando Albacete es peor que un pueblo te animo a que veas los calendarios de ciudades vecinas como Murcia o Alicante, donde la oferta es real y para todos los publicos. claro está que si nos conformamos con un quinto oyendo cualquier mierda popera en la zona.. esta es tu ciudad. en fin no descubro nada.
Amén
Pues yo no soy de Albacete, he pasado por unas cuantas ciudades antes de recalar aquí, y ni calvo, ni con dos pelucas, tío. Esto no es Manhattan, el Teatro Circo no es el Bolshoi, el Museo Arqueológico no es el British Museum, la Asunción no es el MOMA y el depósito de la Fiesta del Árbol no es la Torre Eiffel, pero tampoco es para pintarlo tan negro. Para el tamaño que tiene AB, esto es, menos de 180.000 almas, la oferta cultural y gastronómica es bastante digna. Si esto tuviese medio millón de vecinos, igual tenías tu parte de razón, pero esto ‘ye’ lo que hay, chaval. Para más y mejor, cógete el tren. Y si quieres encontrar algo más que un quinto oyendo «mierda popera» en la zona, haberlo, haylo, otra cosa es que no lo quieras ver o no sepas de ello. Lo que si echo de menos en el reportaje es que no veo que menten al Indiano. Pero, bueno, cada cual tiene sus gustos.
Yo vivo en Murcia y «acho»(((palabra culta por excelencia alli))),.. no se que has descubierto culturalmente alli,.. en fin, para gusto colores y el tuyo,…blanco y negro
Te puedo pasar Murcia… pero Alicante? El tema irse de cañas es algo que no ha llegado a la comunidad Valenciana.
Albacete no tiene nada a lo que merezca la pena echarle una foto, pero en ambiente, en bares, restaurantes y en calidad/precio hay pocas ciudades que se le acerquen. Y te lo dice un albaceteño que lleva 15 años dando vueltas por el mundo.
Esta muy bien el articulo en descubirir lugares y en poner la ciudad en su sitio. Para un fin de semana entretenido no hay ciudad como esta.
No tienes que ser tan negativo
Y el coyote para k no te l o cuenten
Apuntado queda, ¡gracias!
Woow pedazo de entrada! VIVA ALBACETE! :DD
¡Muchísimas gracias! ¡Viva! 😉
Enhorabuena a Carmela y a ti, Marta, por este maravilloso viaje por las grandezas y rincones de Albacete, que me habéis hecho dar sin moverme de casa!!!
‘Muchas gracias! Ojalá Carmela vuelva a compartir su talento en esta maletita muy pronto. Da mucho gusto leerla.
Soy Alicia!
Enhorabuena a Carmela y a ti, Marta, por este maravilloso viaje por las grandezas y rincones de Albacete, que me habéis hecho dar sin moverme de casa. Me ha encantado.
siempre se ha dicho que la gente viene a Albacete llorando se va llorando.
lo mejor de Albacete es la gente.
Albacete siempre ha sorprendido en temas de marcha a cualquiera que ha venido de fuera. Lo dice un casi cincuentón, con muchas horas de garito. Aunque ahora la ciudad esté un poco dormida por la crisis. En Alicante ya nos han copiado lo de irse de cañas y seguir con las copas de la tarde, pero eso solo ocurre desde hace un año y medio como mucho.
Albacete siempre ha sorprendido en temas de marcha a cualquiera que ha venido de fuera. Lo dice un casi cincuentón, con muchas horas de garito. Aunque ahora la ciudad esté un poco dormida por la crisis. En Alicante ya nos han copiado lo de irse de cañas y seguir con las copas de la tarde, pero eso solo ocurre desde hace un año y medio como mucho.
Intentar buscarle algo positivo a vuestra ciudad os honra como albaceteños. Nadie debe herir vuestro orgullo.
Es una pequeña ciudad pero se vive muy bien! La gente es cercana y cariñosa.
Aún recuerdo a mis abuelicos y la ilusión que tenían cuando íbamos a verlos.
Yo correteaba siendo un bebé por el parque Abelardo Sánchez y recuerdo cuando me llevaban a ver los patos!
En breve volveré pata que mi hijo pequeño lo conozca.
Un beso a todos
Buenas,
lo que más me gusta de la gastronomía de Albacete son: Los galianos, y las «tajas» de Lomo.
Aunque no podemos olvidar los maravillosos Miguelitos de La Roda (Albacete)
David,
si te quieres venir a vivir a Albacete no te vas a arrepentir, solo tienes que llamar a una empresa de mudanzas en Albacete http://mudanzasalbacete-laseda.es
y listo 😉