Roma, el Trastevere y la exposición del escultor Santi Flores
Acabo de regresar de Roma, la ciudad donde estos días ha inaugurado su magnífica exposición de escultura uno de mis artistas preferidos, Santi Flores, a quien agradezco de corazón su generosa invitación a tan fabuloso evento.
Pizzería Ai Marmi (Trastévere). Un antiguo horno de leña donde se elaboran pizzas increíbles, además de los famosos filetes de bacalao, también muy típicos de Roma. Este es el sitio donde van los romanos, no los turistas. Vaya, esos tesoros a los que nos encanta ir a todos.
VISIVA: «La ciudad de la imaginación». Se trata de un espacio multidisciplinar que inauguraron también durante nuestra visita a Roma. Pudimos asistir a espectáculos de mapping 3D, exposiciones fotográficas, pictóricas, música… Y todo con un refrigerio en la mano, a las 2 de la madrugada y con un ambiente espectacular.
¡Gracias, Massimo!
La obra puede visitarse en Spazio Ginko, una preciosa galería situada junto al Coliseo.
El interés de Santi por lo humano es la base de su obra. Con sus esculturas invita a meditar sobre el hombre desde su interior y su conexión con el exterior.
Las obras que presenta en esta exposición, elaboradas con hierro con una original técnica, tienen como denominador común la intención de la semitransparencia del sólido opaco, y la conexión entre lo visceral y lo emocional.
En la inauguración, Maglio, Antonella y Chiara, los alma máter de la galería, organizaron un evento perfecto: catering hispano-italiano como guiño al artista, una iluminación maravillosa y un sinfín de detalles. La envoltura perfecta para estas deliciosas esculturas.
Además de asistir a esta fantástica muestra, hemos podido conocer mejor el Trastévere. Y todo gracias al mismísimo artista, Santi Flores, y a la periodista y presentadora Teresa Moreno, grandes amigos y conocedores de todas las bondades de la zona.
Así pues, con estas dos flamantes firmas invitadas, nos metemos de lleno a conocer la vida en el Trastévere. Por Teresa y Santi.
Acabamos de instalarnos en el Trastévere. Llegar hasta el apartamento en coche nos ha permitido tener un primer contacto con el barrio bastante impactante. Adentrase en él por sus estrechos callejones no ha sido una tarea fácil, sobre todo después del estrés que produce el agitado tráfico de Roma, esquivando a las veloces y temerarias motocicletas que a todas horas circulan por la ciudad. Las calles parecen sacadas de un cuento, estamos en la Piazza dei Mercanti, flanqueada por dos restaurantes cuyas fachadas nos han dejado boquiabiertos.
Ordenar el armario me ha dado seguridad. Estaremos aquí un mes, deshacer las maletas y colocar nuestra ropa es el comienzo para sentirnos cómodos en el apartamento. La mayoría de las viviendas del Trastévere son casas medievales cuyo interior reformado y acondicionado proporcionan comodidad y confort. Son apartamentos destinados a turistas, pero con el paso de los días hemos sentido el calor del hogar, indispensable cuando la estancia se plantea huyendo de las frías habitaciones de un hotel. Un acierto cuando viajas con niños, como es nuestro caso. Candela agradece tener un mayor espacio en el que moverse y jugar.
Es nuestra tercera visita a la ciudad, pero una vez más el Trastévere nos deja impresionados con sus encantadoras «piazzas», sus estrechas y serpenteantes callejuelas, sus antiguas iglesias y los pequeños adoquines que cubren una calzada irregular y llena de baches. El suelo empedrado es precisamente uno de los inconvenientes si viajas con niños de corta edad. Empujar una silleta y correr detrás de una “bambina” es complicado, pero forma parte del encanto y, desde luego, merece la pena. No es un obstáculo insalvable.
Con el paso de los días nos reafirmamos, estamos satisfechos con la elección. Elegir el Trastévere para alojarse en Roma es conocer el pasado y el presente de la ciudad. Aunque es verdad que está repleto de turistas, como todo el centro histórico de la urbe, nuestra estancia en el Trastévere nos ha permitido conocer cómo viven los romanos, convivir con ellos y disfrutar de su hospitalidad.
El primer día nos acercamos hasta la B<Gallery, en la piazza de Santa Cecilia, a tomar un espresso. Nos atendió Daria, una simpática italiana que hablaba perfectamente español después de vivir un par de años en Madrid y Barcelona. Su amabilidad nos agradó desde el primer momento. En varias ocasiones hemos tomado una “birra” en este local más que recomendable, cafetería durante el día y punto de encuentro de artistas que disfrutan del aperitivo italiano, cenan y toman una copa durante la noche.
En la planta baja se exhibe arte moderno. Les gusta decorar la pequeña terraza de la puerta con velas y mobiliario conceptual. Y si debido a un escape de gas abren una zanja en la puerta, como ocurrió durante nuestra estancia, adornan las típicas vallas amarillas de obra con flores y tan contentos.
Además de conocer la Roma imperial, la historia y las fontanas, hemos disfrutado de un barrio único, elegido por numerosos directores para sus rodajes. Es una maravilla pasear por el Trastévere y reconocer las localizaciones de películas como “Desde Roma con Amor” de Woody Allen.
Son tan habituales los rodajes de películas en esta zona que el primer día nos encontramos con uno en la misma puerta de nuestra a casa: una persecución en moto conducida por un especialista que hacía de chica con una peluca rubia. De este momento no tengo foto. Mi hija, de un año y medio, las borró todas -los que tenéis niños me entenderéis-.
Abrir la puerta, mirar, inspirar, abrir los pulmones y soltar el aire. Estoy en el Trastévere. Puede parecer mentira estando en una ciudad como Roma, pero iniciar y terminar la jornada en este barrio ha sido de las mejores cosas de este viaje.
Me quedo con momentos únicos como escuchar a una violonchelista en la Piazza Santa María in Trastévere con la tranquilidad de saber que puedo perder toda una mañana escuchando su música o comer pizza al taglio en el barrio. Estas experiencias hacen que me sienta plenamente integrada en la zona.
El culmen de nuestra experiencia en Roma llegó con la exposición de mi marido en una galería romana. Un par de días antes de la inauguración llegaron unos amigos de España para asistir a la misma. Compartir esta experiencia con ellos fue un lujo. También se alojaron en el Trastévere, así que hemos sido vecinos. Inolvidable.
Una muestra más de la hospitalidad romana fue la compañía de Massimo Vita, quien nos descubrió el limonccelo, el licor típico de Sorrento, y la grappa, parecido al orujo.
De los lugares que son imprescindibles visitar en el Trastévere ya hablan las guías, yo sólo he querido contar mis sensaciones y vivencias en el día a día. Detalles y matices que me han abierto la puerta a un nuevo Trastévere, diferente al que visité como una turista que llega a Roma sólo para unos cuantos días.
Muchísimas gracias, Teresa y Santi, por entrar en esta pequeña maleta y por ser unos guías magníficos de La Ciudad Eterna. Lo hemos pasado en grande y ha sido un lujo asistir a una exposición que se llenó hasta la bandera para admirar el talento albaceteño.
Las esculturas de Santi Flores se pueden visitar hasta el 3 de octubre en Spazio Ginko, ubicado en la Vía del Colosseo, 24. ¡Es genial!
¡Hasta pronto, Roma!